viernes, 10 de enero de 2014
Solías estar pequeñito, ser para mí uno de mis hermanos duendecillos; sin embargo siempre has sido tan fuerte como esos antiguos guerreros mencionados en leyendas y canciones de reinos lejanos y encantados, de los cuales se contaba que habían nacido poseyendo la fuerza de diez hombres o la fuerza de diez osos. Recuerdo que solía veros correr por los pasillos de esta Torre, con ollas en la cabeza, con el pecho cubierto de mallas de metal ,con espadas y escudos creados en casa de alguna manera. Os solía hablar y contar sobre muchas cosas, incluso una vez os nombre caballero después de haberos cantado acerca de los verdaderos valores… estabais tan pequeñito. Mas esa fuerza con la que naciste no pudo hacer a un lado tu inteligencia y tu gran nobleza… tranquilo, sutil en vuestro hablar, amable siempre con los demás, protector, y solías cantar tan dulcemente.
Pronto nuestra Torre fue abrazada por monstruosas sombras
que desbarataron y abrumaron tanto... así de pequeño resististe todo…
Ha pasado algún tiempo y ya habéis contemplado trece veces
que el verdor de los arboles se torna en dorado. Os he encontrado muchas veces tan atento
con los seres que os rodean, y dijisteis que temías que vuestra hermana mayor fuese
demasiado inocente para vivir en el mundo…
Y ahora todavía mozo cuando tu cuerpo ha sufrido una ancha y profunda
herida no te habéis quejado y habéis callado mucho . Ayer con miedo os pregunté: “ ¿Os duele mucho?” y vos solo me respondiste… “Así es la vida hermana”.
Sanarás… os volverás a levantar, no necesitaréis una espada, solo un buen corazón, dejarás crecer vuestro cabello y
crecerás como un hermoso árbol…
1 comentarios:
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A las 11 de enero de 2014, 15:51 , ha dicho...
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