Verloren Spirale

Al final del extenso y sombrío corredizo, alguien solloza junto al órgano, yace sentado arrastrando una larga capa negra. El cielo nublado se asoma por el anchó ventanal y las sombras grises se desplazan por enzima de los campos, ellas chocan contra el cristal, creando en conjunto con el órgano y el lamento, una canción estrambótica.

El agonizante caballero, va perdiendo el color y el burdo dolor le hace encorvarse al exprimirle su valeroso corazón.
Los barcos negros flotan entre las nubes y dejan caer sus anclas sobre mi corazón, le miro desde mi retroceso, le hablo pero el parece carecer de oídos, las crueles entidades me empujan bruscamente, las he sentido, las he escuchado pero no las he visualizado, dentro de este lapso interminable y a la ves aparentemente amenazante por el hecho de ser, quizás el momento apocalíptico.
Lo que ciertamente se, es que mi tormento queda en segundo plano, puesto que lo que me rompe, es su llanto y… ¿Por qué se lamenta? Esta cuestión sencillamente, me lleva a terrenos llanos.
Y si aquí ocurriese un asesinato, sus manos y sus ropas estarán limpias, en estas no se encontrara ni un rastro de sangre, aquí no habrá asesino… tan solo habrá un suicida. Si cometiese semejante acto, signo parpadeante de “flaqueza”… un intento más habrá implicado un indeseado desliz desgarrador, entonces se habrá convertido en un accidente.

Detrás de mis conclusiones tambaleantes, viene el siguiente ataque, supongo que es parte del proceso para la aniquilación lenta y brutal., ¡es tiempo! el nivel de agua se ha elevado mas de lo habitual provocando un zumbido retumbante que es emitido por la presión del agua que comprime la gótica construcción, miro hacia los ventanales y súbitamente veo dispararse un gran puñado de cristales dándole el paso al fluido que ha caído del cielo sin moderación. ¡Un diluvio! Ha caído sobre nosotros como si fuese un hacha tajante lanzada por el enemigo y esta ha arrastrado al tiempo junto con sus sucesos, los ha pasado frente a mi dándoles un efecto como si se tratara de una cinta videográfica que corre a prisa llevándose toda mi vida. Lo que se ha quebrado también, ha sido “el puente” y por consecuente trágico, lamentablemente mi esplendor he perdido, mi piel ha tomado un tenue tono púrpura y opaco. Ahora, siendo conducida por el gélido fluido, veo como es que entre los objetos que bajan hacia el fondo se acerca lentamente hacia mi, aquella capa negra, libre de mi caballero, vieja tan solitaria y entonces… ¿el ha donde se ha ido? O mejor dicho… ¿¡hacia donde esta siendo confinado!? Lo se… bien lo se. Ahora se ha originado el desmesurado fenómeno del “corrimiento hacia el rojo” este fenómeno que no conoce fronteras solo avanza sin detenerse jamás.
De pronto el momento tan esperado ha llegado, logro tomar la capa y la abrazo fuertemente mientras soy arrastrada a velocidades mayores, a la ves siento que desfallezco a causa de no inhalar oxigeno en este considerable intervalo mortal.
Fugazmente ha ocurrido el desplazamiento, dejándome alojada bajo el pie de un alto roble, recostada ya expuesta al viento ¡vuelvo a respirar! De antemano se claramente que algo no marcha bien, el cielo oscuro me lo dice y unos relinchos perturbadores me paralizan., es aquí cuando volteo y a poca distancia se encuentra aproximándose un imponente corcel negro, tan negro como el vació que empieza ahora a alimentarse de mi. Esto indica mi partida, ha venido por mí para desplegar la distancia sin medida en dirección de cada uno de los puntos cardinales. Aquel corcel se despoja de una energía sumamente pesada, es tan cuantiosa que su movimiento es lento y alcanzo a ver desde aquí ondas magnéticas que poco a poco levitan amenazando mis alrededores. Los ojos del corcel, no poseen ni un rastro de luz, permanecen incrustados en mí, y ¡me duele!...duele, su mirar puesto que no encuentro nada en tales pozos oscuros sin superficie alguna, carecientes de toda expresión., mi espíritu desea correr pero es demasiado tarde, el animal ya me ha enganchado, es tan desesperante pues mi cuerpo sede y sube lentamente al lomo del oscuro, mientras mi espíritu ah caído afligido, implorando una salvación. E aquí sobre el caballo, tambaleándome con el cuerpo helado y endeble, con la mirada muerta, y seguido de un terrible relincho, el corcel emprende su cabalgata a prisa., mas aun no aparto de mí ser a aquel mi noble caballero que ya no pude ver más y del que ahora me aleja esta bestia diestramente estilizada. Mi firmeza ya no existe, como cualquier cosa inerte me sacudo durante este galopeo hacia lo infernal; afortunadamente la fiera, súbitamente, colisiona frente a uno de los tantos trants de la suntuosa arboleda y dado esto, con un fuerte impacto, mi ser superficial y cruelmente debilitado, topa contra la tierra, seguido de lo sucedido, un relincho mas de la bestia se vació de sus sombríos adentros y alebrestado corre hasta perderse de mi panorama visual. Mis apreciados trants se sacudieron bruscamente al verme, los miro y sin esfuerzo de inmediato caigo en un sueño rotundo.
Más, había algo que se debía llevar a cabo, una existencia espiritual no me deja conciliar mi descanso un tanto descuidado. Un soplo relente comienza a tersarme reiteradamente… una y otra vez, así simultáneamente de una manera sosegadora, logra poco a poco regresarme, buscando poder enclaustrarme una vez mas en el estado de alerta.
Las caricias eolicas, han efectuado su propósito, elevando a mi cuerpo con todo y su espíritu, luego de una exhalación acentuada, serenamente ahora me encuentro conciente.
Al ponerme de pie, la recia algarabía de los treants, penetra hasta mi espíritu y girando sus coronas hacia en norte, estos árboles crujen entre mi desconcierto y las esencias etéreas que nadan entre la noche enigmática, mas debo recalcar que esta vez mi desconcierto es un tanto alucinante. Al abrirse los treants, se han creado fisuras que le dan entrada a mi mirar hacia la lejanía, alcanzando así a ver el resplandor del astro iluminado, sobre un atractivo lago que repentinamente ha absorbido mi total atención. Voces delicadas musitan en dialectos que no comprendo, van propagándose por todo el ambiente y conforme me acerco al colosal cúmulo de agua, los cantos se hacen cada vez más fuertes y al ir aun más próxima ¡estalla un latido! Se escucha como si estuviese comprimido… un latido grave y sofocado.
Mi sustancia interna ha sido envuelta en calma, va llena de entereza y con todo esto ¡el latido se hace cada vez más fuerte, cada vez más fuerte!, aparentemente, mis sentidos han sido agudizados, mas de lo establecido incluso ante mi locura.
He surgido del bosque y ahora mis pies descalzos tocan la fina tierra que circunda al lago. El latido permanece insistiendo, ya es mas claro y los cantos son más fuertes e insólitamente ahora estando a la orilla del lago los escucho provenir sin duda alguna, desde el fondo de dichas aguas lustrosas. Dejo, ahora caer mi mirada por completo en tal lago y prontamente, me percato de que en las partes menos profundas, se libera, a través del agua puramente cristalina; un fulgor que varía de tonalidad, va desde el violeta hasta un leve azulado., y al ir regresando mi mirar he sido atrapada por las ondas hipnóticas que se propagan lentamente en el agua. No obstante, el latido y los cantos, me aclaman y una fuerte oleada, ligeramente me empuja en sentido contrario a mi destino aparente.
Desde mis adentros un canto mas, deseaba unirse en armonía junto a todo lo demás, y así sucedió., el canto de mi espíritu, atravesó mis labios frígidos… un canto agudo pero que apenas y se aprecia, es tan tenue, ingrávido y vaporoso, tal como un murmullo. Y sin pensarlo más, despacio, voy resbalando mis pies, hundiéndolos a la orilla del lago, es de ahí mismo de donde estallan rayos de luz ante mi rostro, ahí en la orilla, esta tapizado de piedras preciosas que son cubiertas por un nivel no muy profundo de agua totalmente transparente, todas ellas irradian, rayos de diversos colores uniformes, intensos y macizos hay, verdosos, grisáceos, azulados, rojizos, naranjas luminosos y marrones por doquier, estas gemas algunas con forma definida y otras sin forma alguna, son todas exóticas y poseen propiedades ópticas, ¡alucinantes!; mis pies reposan sobre ellas, internados bajo el agua que yace tan fría. Este es un instante en el que siento todo de una forma sumamente alterada, pero se tratan de sensaciones gratas que le dan a mi alma un bello presente.
Aun mantengo mi estancia en la misma zona, el movimiento del agua, se violenta cada vez más y me mece un poco y en el mismo lance, mechones ondulados de mi cabello oscuro, oscilan por el viento fuerte, al igual que mi ligera vestimenta de colores burdeos; el latir me persuade, los susurros apaciguan y mi canto invoca. Todo señala, hacia la región abisal del lago, en ese lugar, donde precisamente, el resplandor del astro de luz blanca, inicia su presencia sobre el agua, pero antes de avanzar, volteo hacia atrás para ver que los treants, aun se hayan abatidos; sin deseos de retroceder, vuelvo a posicionar, mi cabeza dirigida hacia el frente y bien segura, doy paso a mi andar hacia la recóndita procedencia de los ya dichos, sucesos ¡así es, sin miedo alguno!
Paso, tras paso, ya lo único que queda de mí a la intemperie, es de mis labios temblorosos hacia arriba, miro por quizás la última ocasión, hacia la elevada alba y dado esto, sumo mi cuerpo por completo. Puede que este muerta, puede que sea un sueño, puede que este demente pero ¡aun debajo no siento ninguna especie de asfixia! Esta vez, no hay apuros, no hay angustia, no hay nada que me haga fallar, pues mi alma debe encontrar eso que había sepultado y relegado bajo la arena de las vastas aguas mágicas.
Para concluir con mi misión de una vez; empiezo a bracear y patalear, siendo atraída como un imán, hacia la vertiente de los sonidos que sirvieron de anzuelo. Y que las criaturas que yacen en las profundidades, no intenten nada por que he llagado justo aquí, hasta las entrañas del lago y tomare lo que me pertenece.
Hasta mero debajo de la arena dorada logro observar que algo se expande y se contrae, esto me conduce a extender mi brazo y al llegar mi mano al objetivo, suavemente lo arranco de las escasas algas que ya le habían enredado consigo. En ese momento, el astro blanco, deja caer en retroceso a el, a las olas furiosas que de un golpe me reintegran con la tierra y las otras preciosas piedras que se encuentran en la orilla. Luego de lo dicho, con algo de esfuerzo y fluctuosa me pongo erguida, teniendo aun, el puño derecho bien fuertemente estrujado, mas no es completamente envuelto, pues sobresale gran parte de lo que recupere, pero sin mas demora, abro el puño y mis ojos empiezan a arder ante el manifiesto de el mas, majo diamante, casi del tamaño de mi palma, con un acabado que parece simular una gota de agua, por el que penetran los rayos de luz y esta se reflecta repetidamente por cada una de las caras de este prisma precioso, perfectamente transparente, sin ningún matiz ni color.
Entretanto; al yo poseer tal belleza que refleja, toda luz del rededor, de densa consistencia y de un brillar enorme, desde los insondables cielos, veo llegar una centella de color violáceo lustroso, la cual se integra a mi ser, de un solo suspiro.

Ahora, hallándome en esta circunstancia, es claro que mi alma, acertó en su cometido, por que, esta gema sagrada de fuerza titánica, ha sido encajada de vuelta, en el sitio, en el que un abril del pasado fue colocada por primera vez, por una existencia superior, esta misma la origino y me la encomendó, ¡Oh vaya, hoy gozosamente la he recuperado!

He resurgido e ineludiblemente, sin titubear, me adentro en el recorrido en busca de mi amado caballero. ¡Tengo fe! Y se que el aun debe respirar. No inclinare la cabeza, no cerrare los ojos, no doblare las rodillas, no habrá cabida para descanso alguno hasta que el reaparezca.
Encendida en el fulgor del gran diamante que encierro en mi mano, luego de una prolongada marcha; me situó en la parte más boscosa, donde los árboles se concentran más y sus ramas son excesivamente tupidas de hojas. En medio de los árboles, desde mi ser, empieza a resurgir mi canto, un canto mágico, que le invocara ¡a esto le tengo una gran confianza! Por lo tanto, hay esperanza y con ello se vuelve a la sagrada “fe”...

Escuchad mi canto que elevo, mas haya de las montañas
Arraigo en esta tierra y he traído a los espíritus elementales
No poseo espada, mas porto la piedra sagrada
¡Un trozo de estrella! Que aspira la entera luz de la luna
¡Liberad, liberad, liberad!
Despierte del oscuro soñar
Esto que deslumbra, le hará inmune al veneno
Este cristal, no se ensombrecerá ante su presencia
Mantendrá su brillo y transparencia frente a su alma inocente
Siga el palpitar y siga la luz que le devolverá a su forja
¡Venid! Que he tallado esta majestuosa joya y es para usted
Ungida con amor inmortal
La dejo en su custodia...

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