Verloren Spirale

Indagando inapaciblemente a horas no adecuadas; ahora es tan evidente, ante la vibracion de mis huesos que me hubiese venido bien, el haber salido al menos cubierta con una abrazadora capa,  pero fue lo que menos paso por mi cabeza al salir de mi dormitorio en busca de algo que se me ha perdido. ¡Esto se repite y de vuelta se repite!
¿¡Por que hacer temblar la Tierra precisamente en el momento que pretendo alojarme en el silencio y descansar!? ahora va la parte en la que observo como comienza a agrietarse el techo y seguido de esto, grandes bloques de cemento caen uno tras otro ¿alguien podría permanecer quieto, al presenciar el derrumbe de su techo?

Ahora, despierta es de la única forma en la que me desmorono en los sueños, he tenido que aprender a sustentarme del único deleite de soñar estando despierta, pues una vez dormida, es difícil librarme de una repugnante criatura que ronda y controla en aquel paraje, que al parecer nunca ha sido del todo mio. Al cerrar los ojos el se avecina, al abrir los ojos, se parte el vinculo.

Siendo amenazada por la fatiga que me arrebata la vivacidad, no logro ser sometida al reposo ¡Vaya contradicción que me desgasta!. De algo estoy completamente segura, esta noche no me devolveré al dormitorio sin antes haber encontrado lo que nuevamente perdí; en realidad, no se si se escapa, si alguien lo hurta o si yo misma le abro la puerta para que salga huyendo.¿Voluntaria o involuntariamente?.

Para encontrarle, debo acudir a mis recuerdos mas sublimes y reales, al bálsamo que escurre de ciertos arboles y algunas flores, a los susurros del agua estancada en el sacrum y a mi lampara de luciérnagas, de la que desagradablemente no me podre servir en esta ocasión, debido a que, al igual que a la capa, me he olvidado de traerla conmigo, así que me he de valer de la débil luminosidad que me otorga el presente cielo nubloso.
El tiempo sigue avanzando y llegando a una horrenda impaciencia, he extraído el generador de la energía del reloj, para después encontrarme de frente ante un siempre flamante embrollo; mas se bien, que aún subsistiendo he de salir de este; no hay suficiente visibilidad para proseguir con el encomendado que me ha hecho la necesidad de algo tan simple para muchos, y se que por nada, absolutamente nada he de andar por las tierras olvidadas que se sitúan al sur; de lo contrario en ellas podría tropezar o peor aun,  la superficie dúctil podría consumirme enteramente. Se que apenas comienza el trayecto, y para derribarme aun más, de mi cabeza emerge un nefasto y repetitivo “tic tac”. ¡Vaya al parecer fue casi en vano detener la marcha del reloj! y menciono “casi” por que al menos no mirare lo alarmante que indiquen las manecillas. No obstante, prescindiendo de  todo lo ya acontecido, mi deber es disolver cada una de las resistencias que se oponen para permitirme acertar en el blanco.
¡He escudriñado debajo del agua, debajo de la tierra, debajo de las raíces de los arboles, entre la fronda y lo que flota el los aires!. Y fue dentro de una cueva, donde al cabo del  agobio, afortunadamente le he hallado. Y ahora durante mi paseo de vuelta al dormitorio, volteando mas allá de todas las culminaciones perceptibles, distingo como es que la claridad poco a poco va desgajando al gris fulminado del cielo.
Entonces ya estando venturosa, es hora de reanudar la marcha del reloj, aspirar y dejarme llevar...
¡Pero que rayos, esto se repite y de vuelta se repite!.

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