Verloren Spirale

Se abre el amanecer con una esfera de fuego que da vueltas muy cerca del techo y muy próxima a mi cabeza; del piso brota quebrantando lo macizo una criatura roja escamosa y alada; una, dos, tres, cuatro, cinco, seis vueltas le dio a la esfera, encendiendo mis ojos con sus disparos retantes para sin decir nada y diciendo mucho a la vez, retirarse de un clavado hacia los adentros hirvientes de lo subterráneo.
Saturados mis ojos en llamas se quedaron; en busca de apagarles salí corriendo a la intemperie para que el recién azulado cielo limpiase toda perturbacion... primera señal.
Luego de la primera señal se manifiesta cínicamente una masa de humo que se viene desde zonas de las afueras, no correspondientes a las tierras del Espiral. ¡Y es ese desdichado acto, alguien a quemado corteza del alto abedul!, se trata de un mensaje y espera el cobarde y desleal emisor que con ello se le entregue algo que no le perteneció nunca y no le pertenece ahora, ese algo es natural, libre, aun mas centellante que todos los astros celestes juntos en un solo punto de la presencia de todo lo que es.
¡Maleficio, tras maleficio aludiendo que esa luz aun por gracia del eterno osa recidir en mi alma!. Segunda señal y no receptare ni una mas.

Retiraos alma mía a las partes bajas de las montañas donde hay docenas de especies de arboles voluptuosos de medianas y altas longitudes, donde llueve constantemente y se cubre todo ese verdor de neblina bien condensada que compacta y hace sombrío al lugar, perfecto para encerrar a un alma llorosa. Mas si transparente eres, ahí mismo podrás fijar tu atención en los secretos que brotan de la tierra y viereis alma mía que se te mostraran y con ellos podéis sanar...

¡Roble, Olmo, Arce, Sauce, Cedro, fresno, Ciprés, Haya, Abeto denme aliento!, es hora de despertar, es hora de la danza; dejadme entrar en vosotros, ¡Abridme las puertas a las cedes del origen de la magia verde!... ¡Majestuosamente verde!, es siempre duradera vuestra vida.

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