jueves, 15 de enero de 2009
Sucumbe aquel convencimiento que parpadeaba como una frágil esperanza, como una candela dorada en pleno meollo de los solitarios glaciares, se mantenía animándome para lograr alcanzarle antes de rendirme por la llegada de un nuevo día. Aun esta la posibilidad pero sin mas, sucumbe la idea de hoy abordarle y sambullirme en sus ondas llamativas y prometedoras. Ya asimilada esta la noche tal como es y dentro de todo las plantas en el hielo están altivas, erguidas aspirando ser rosadas por los dedos alargados de un mago que se confunde entre los penetrantes mundos elevados. Dócil me he quedado magnificando y embelleciendo un hecho natural que en su origen es bastante deplorable.
Pero, tal vez esto sea solo cosa de hoy y de nunca mas; de lo contrario echare un montón de nieve encima de la llamarada y si tal cosa resulta insuficiente, caminare hacia el oeste.
Pero, tal vez esto sea solo cosa de hoy y de nunca mas; de lo contrario echare un montón de nieve encima de la llamarada y si tal cosa resulta insuficiente, caminare hacia el oeste.
Etiquetas: Escritos